Lecturas de Hoy

Memoria de Santa Isabel Ana Seton, religiosa

Lectionary: 207

Primera lectura

1 Juan 3, 7-10 

Hijos míos: No dejen que nadie los engañe. Quien practica la santidad es santo, como Cristo es santo. Quien vive pecando, se deja dominar por el diablo, ya que el diablo es pecador desde el principio. Pues bien, para eso se encarnó el Hijo de Dios: para deshacer las obras del diablo. Ninguno que sea hijo de Dios sigue cometiendo pecados, porque el germen de vida que Dios le dio permanece en él. No puede pecar, porque ha nacido de Dios. En esto se distinguen los hijos de Dios de los hijos del diablo: todo aquel que no practica la santidad, no es de Dios; tampoco es de Dios el que no ama a su hermano. 

Salmo Responsorial

Salmo 97, 1. 7-8. 9 

R.(3a) Toda la tierra ha visto al Salvador. 
Cantemos al Señor un canto nuevo, 
pues ha hecho maravillas. 
Su diestra y su santo brazo
le han dado la victoria. R.
R. Toda la tierra ha visto al Salvador.
Alégrense el mar y el mundo submarino, 
el orbe y todos los que en él habitan. 
Que los ríos estallen en aplausos
y las montañas salten de alegría. R.
R. Toda la tierra ha visto al Salvador. 
Regocíjese todo ante el Señor, 
porque ya viene a gobernar el orbe. 
Justicia y rectitud serán las normas 
con las que rija a todas las naciones. R. 
R. Toda la tierra ha visto al Salvador.

Aclamación antes del Evangelio

Hebreos 1, 1-2 

R. Aleluya, aleluya. 
En distintas ocasiones y de muchas maneras 
habló Dios en el pasado a nuestros padres, 
por boca de los profetas. 
Ahora, en estos tiempos, 
nos ha hablado por medio de su Hijo. 
R. Aleluya. 

Evangelio

Juan 1, 35-42 

En aquel tiempo, estaba Juan el Bautista con dos de sus discípulos, y fijando los ojos en Jesús, que pasaba, dijo: “Éste es el Cordero de Dios”. Los dos discípulos, al oír estas palabras, siguieron a Jesús. Él se volvió hacia ellos, y viendo que lo seguían, les preguntó: “¿Qué buscan?” Ellos le contestaron: “¿Dónde vives, Rabí?” (Rabí significa ‘maestro’). Él les dijo: “Vengan a ver”. Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con él ese día. Eran como las cuatro de la tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron lo que Juan el Bautista decía y siguieron a Jesús. El primero a quien encontró Andrés, fue a su hermano Simón, y le dijo: “Hemos encontrado al Mesías” (que quiere decir ‘el Ungido’). Lo llevó a donde estaba Jesús y éste, fijando en él la mirada, le dijo: “Tú eres Simón, hijo de Juan. Tú te llamarás Kefás” (que significa Pedro, es decir, ‘roca’).  

Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.